La broncoscopia constituye una de las herramientas más útiles del neumólogo en el abordaje del paciente con patología pleuropulmonar, ya que permite establecer una serie de diagnósticos etiológicos (infecciones agudas o crónicas, neoplasias, trastornos inflamatorios, alteraciones
anatómicas, etcétera) y emplear, a su vez, una serie de instrumentos terapéuticos en patologías bien definidas. Desde su introducción rudimentaria en Alemania, el Dr. Gustav Killian (1897), empleó un instrumento metálico
rígido para evaluar la vía aérea, hasta el advenimiento del videobroncoscopio, pasando por la fibrobroncoscopia desarrollada a principios de los años setenta por Shigeto Ikeda; definitivamente es parte valiosa del arsenal diagnóstico y terapéutico en la neumología.