La vida de estudio y sacrificio de una médica o médico residente no es ningún misterio. Ya hay libros, novelas y series al respecto. Pero quizá, pese a toda esa conciencia de lo que implica, generar empatía hacia su situación nunca sucede de facto. Al fin y al cabo, los médicos especialistas estamos donde estamos porque algún día fuimos residentes. No sólo eso, la vida después nos muestra que ser residente tenía su nivel de romanticismo, de ilusión. Pero ello no le quita contundencia a lo que los residentes de México demuestran diariamente: hace poco más de un año se crearon asambleas para exigir derechos laborales, sin que ello significara desatender a la población que lo requería. Los y las residentes de México caminan y sostienen nuestro sistema de salud a costa de ellos mismos.